El libro está estructurado en cuatro secciones, siendo la dedicada a los teclados la más amplia e interesante. El autor repasa la historia de variopintos artefactos sonoros, algunos surgidos en los años cincuenta del siglo pasado como instrumentos domésticos (Chamberlin, Mellotron, Orchestron), instrumentos para el culto religioso (órgano Hammond) o incluso para ambientar series o películas futuristas (Theremin).
Todos estos cachivaches fueron descubiertos a finales de los sesenta por una pléyade de músicos ansiosos de nuevos sonidos en estudio y con capacidad de ser reproducidos en concierto, para pesadilla de los equipos técnicos pues resultaban voluminosos, pesados y de funcionamiento caprichoso.
Pronto inventores como Bob Moog, atendiendo a los requisitos de músicos como Keith Emerson o Rick Wakeman, crearon una nueva generación de instrumentos.
El autor separa cláramente los teclados con sonidos ya predeterminados (presets) de los capaces de crear sonidos originales (sintetizadores).
Así mismo se incluyen apéndices técnicos con gráficos aptos para profanos.
También se recuerdan los clásicos pianos y órganos de iglesia y su aportación en el rock progresivo de los setenta.
No faltan teclados de última generación, así como guantes midi o ¡tablas de planchar!
La sección de guitarras y bajos se abre con un repaso de las conocidas Fender y Gibson para adentrarse en multitud de variantes de dos o más mástiles (con o sin trastes), sitares eléctricos y acústicos, guitarras acústicas de seis o más cuerdas... El guitarrista de Queen, Brian May, tiene capítulo propio con su Red Special, muy interesante.
En la sección de percusión y batería se da un repaso básico a los elementos de ésta para luego comentar diversos accesorios, desde timbales a las míticas campanas tubulares.
Tiene capítulo propio Carl Palmer y su batería de acero inoxidable de más de dos toneladas (¡un brindis por los técnicos de las giras!)
La última sección es un rápido repaso por otros instrumentos de menor protagonismo en el rock progresivo como la armónica, arpa, flautas, saxos o gaitas. Ah, y no faltan los "frippertronics".
Ante todo el libro está protagonizado por los músicos que comparten sus anécdotas musicales, incluyendo alguna guitarra y mellotron que acabaron ardiendo.
El libro está profusamente ilustrado con más de quinientas ilustraciones que van desde capturas congeladas de vídeo a imágenes publicitarias donde abusa, a mi parecer, del anglicismo "endosando" en lugar del castellano "patrocinar".
Pocas son las críticas achacables a tan magnífico trabajo de Gerard. Tal vez el olvido de los clavicordios de Thomas Goff, la no mención del grupo "Cheap Trick" con sus bajos multicordales y guitarras de cinco mástiles y en el apartado de la armónica la ausencia de los suizos "Krokodil" o la mención de Greg Lake con "Black Moon", aparte de lapsus con Chris Squire, que soplaba la armónica en "And You and I" (en vivo).
Imprescindible guía para saber de dónde salen los sonidos que deleitan nuestros oídos.
Paul Martín Simón
Los Instrumentos Musicales Del Rock Progresivo
6 comentarios:
Hola soy el autor del libro, muchas gracias por la reseña!
No hay de qué.
Gerard,tu libro son de los que dan curiosidad por descubrir esa maravillosa musica
A quien lo haya leido y le haya gustado, agradecería que dejen una breve reseña y valoración en estrellas en Amazon
https://www.amazon.com/instrumentos-musicales-Rock-Progresivo-ilustrada/dp/8413318645
Estimado Paul, respecto a su comentario sobre el uso del verbo "endosar" en lugar de "patrocinar", en mi humilde opinión no son lo mismo.
"Patrocinar" implica un aporte económico, mientras que "endosar" solo implica aportar la imagen del artista para publicitar el producto.
Gracias por tu correccion sobre "Endosar",aunque creo que se podria usar otro termino que no fuese un anglicismo.un saludo.Paul
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